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Eje Microbiota Intestino - Cerebro

¿Conoces realmente la relación qué tiene el cuerpo con la mente?


El eje microbiota intestino - cerebro es un eje bidireccional que conecta el cerebro con el intestino. El intestino es conocido como el "segundo cerebro" ya que es el responsable de hacernos sentir "emociones en la tripa" que si no son bien gestionadas pueden conducir a la aparición de algunas enfermedades psicosomáticas.


¿Cuáles son los componentes de este eje?

  1. El sistema nervioso entérico: es el que contiene los receptores de las neurotrofinas que son las neuronas que habitan en el intestino e informan al cerebro de ciertas sensaciones como el hambre o la saciedad. En situaciones de estrés hay hipersensibilidad visceral y se desencadena el aumento de estas neurotrofinas, lo que puede conducir a algunas manifestaciones psicológicas y somáticas.

  2. El nervio vago: es el que conecta el intestino con el sistema nervioso central, transmitiendo la información del estado de la microbiota al cerebro en esa dirección.

  3. La microbiota: es un conjunto de múltiples bacterias que viven en el intestino y cumplen funciones muy importantes. Se desarrolla durante los dos primeros años de vida y es vital su correcto funcionamiento, pues es donde se formará la colonia de microorganismos que nos acompañará durante toda la vida.

La microbiota está estrechamente relacionada con el funcionamiento cerebral y la inmunidad de nuestro organismo. Cualquier afectación en ella puede suponer:

  • Enfermedades neurológicas

  • Enfermedades funcionales intestinales

  • Enfermedades psicosomáticas


¿Cómo afecta la microbiota al sistema inmunológico?


La microbiota en buen estado facilita la liberación de unas sustancias que son las citocinas. Las citocinas son proteínas que regulan la función de las células y la comunicación con el sistema inmunológico. Si la microbiota esta alterada, ocurre una inflamación intestinal que conduce a que estas células viajen hasta el cerebro y atraviesen la barrera hematoencefálica, produciendo alteraciones en las señales del eje intestino - cerebro.


¿Cómo afecta la microbiota en las distintas etapas vitales?

  • Niñez: el tipo de parto, la lactancia y el vínculo de apego con el cuidador principal.

  • Juventud: la carga genética, los hábitos y el estado psicológico.

  • Vejez: el estilo de vida, los fármacos y las enfermedades padecidas.


¿Cómo podemos optimizar y cuidar nuestra microbiota?


Es difícil cambiar la microbiota pero se puede optimizar con un cambio en el estilo de vida y una buena alimentación, además del uso de probióticos y prebióticos.

  • Los prebióticos: aportan nutrientes que están en los propios alimentos y estimulan la producción de bacterias beneficiosas.

  • Los probióticos: aportan microorganismos vivos que están en determinados fármacos o suplementos alimenticios.


Una buena microbiota es necesaria para un desarrollo cognitivo normal, por tanto, si está dañada va a suponer una disbiosis intestinal que puede provocar a la larga múltiples afectaciones patológicas.


Por último, como he comentado al principio, es fundamental el papel de la gestión emocional para un buen mantenimiento de la microbiota. De nada serviría llevar a cabo todas estas pautas si dejamos de lado nuestras emociones. ¿A dónde van todas esas emociones que reprimimos? Directamente van a nuestro intestino, ahora ya lo sabes.

Así que, somos literalmente lo que comemos pero también lo que pensamos.


¡Con técnicas cuerpo-mente de gestión emocional se puede modular el estrés oxidativo y mejorar la sensibilidad visceral de nuestro organismo!


¡Hasta la próxima!

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