¿Sabías que nuestro cuerpo es la expresión de nuestras emociones?
Las expresiones fisiológicas que manifestamos ocurren porque nos sentimos de una determinada manera (ansiosos, asustados, contentos, avergonzados…). Literalmente vivimos las emociones y por ello se representan físicamente a través de la expresión corporal.
El concepto emoción encarnada se refiere básicamente a que sentimos las emociones con nuestro cuerpo ya que se involucran totalmente en lo que estamos haciendo dando una acción corporal determinada. Se trata de la excitación fisiológica causada por el sistema nervioso autónomo que acompaña a cierto sentimiento.
El Sistema Nervioso Autónomo (SNA) es la parte del Sistema Nervioso Central (SNC) que se encarga de las funciones corporales que regulamos inconscientemente como la respiración, la digestión, la temperatura corporal, el metabolismo y cómo no la respuesta emocional. La función que tiene es garantizar que el cuerpo responde a los estímulos externos adecuadamente y nos mantiene a salvo de daños y amenazas.
Las respuestas que lanza, como aumentar el ritmo cardiaco, empezar la sudoración, aumentar la temperatura, salivar… son adaptativas para el flujo sanguíneo de nuestro cerebro y de los músculos del cuerpo en caso de tener que actuar.
Por ejemplo, cuando nos sentimos tristes y nuestros ojos se llenan de lágrimas, damos lugar a la emoción encarnada de la tristeza, ayudando a liberar las hormonas del estrés y las toxinas mediante el llanto. Igualmente ocurre si vivimos un episodio de ansiedad, que aumenta nuestro ritmo cardiaco, el cuerpo suda, hiperventilamos… nos estamos preparando literalmente para luchar o huir porque el cuerpo lo interpreta como una amenaza.
Por otro lado ¿Qué tienen que ver las emociones con nuestra memoria?
La memoria la construimos a partir de experiencias emocionales que nos hacen recordar X sucesos. Las emociones, son como si fuesen facilitadores en la formación de la memoria. Resulta que todo lo que vivimos y nos sucede se codifica y se crea en el cerebro una experiencia X, asignando y aprendiendo un significado. Cuando sufrimos una complicación, anomalía o enfermedad, por un lado lo padecemos físicamente, y por otro va a afectar también a la manera en que interpretamos dicha dolencia con sus síntomas característicos, es decir, la emoción que lo acompaña.
En todo ello, influye definitivamente la actitud. Si de cada acontecimiento negativo (bien sea una enfermedad como acabo de ejemplificar o cualquier otra experiencia personal) sacamos una oportunidad para transformarlo radicalmente y codificarlo en el cerebro como una experiencia útil, reduciremos el impacto de una amenaza, transformándolo en un posterior aprendizaje.
La cuestión está en aprender a valorar las situaciones, saber lo que estas afrontando y canalizar las reacciones emocionales de la manera más adaptativa.
¡Hasta la próxima!
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